Uno de los puntos centrales del programa es la cocina, diseñada para abrirse visualmente hacia la piscina y permitir que la familia viva reunida alrededor de la preparación y disfrute de la comida. La esposa, apasionada por la cocina, inspiró un espacio amplio, conectado y protagónico dentro de la casa.

El esposo, por su parte, necesitaba un espacio de trabajo y ocio, por lo que se integró un área tipo “arcade” y oficina en el nivel inferior. Esta zona funciona como estudio personal y espacio creativo, aislado pero conectado con la vida familiar.

El proyecto se plantea como una casa cálida, sencilla en su lectura, pero cuidadosamente detallada, donde cada elemento responde tanto a las preferencias de la pareja como a la lógica del clima y el entorno de Cap Cana. La composición final logra un equilibrio entre:

• Identidad cultural

• Funcionalidad contemporánea

• Uso eficiente del espacio y la luz

• Conexión interior–exterior

La Casa Kruger se convierte así en una residencia íntima, distintiva y profundamente personal, diseñada alrededor de la vida cotidiana, la tradición familiar y el disfrute del hogar.